viernes, 25 de abril de 2008

Peter Sutcliffe - El destripador de Yorkshire

Peter William Sutcliffe nació el 2 de Junio de 1946 en Bingley, una región industrial de Yorkshire, Inglaterra. Sus padres fueron John y Kathleen Sutcliffe y fue el mayor de seis hijos. El padre de Peter era un obrero de molino y un aficionado nato a numerosos deportes, muy extrovertido que gustaba del trato con las personas.

Cuando era un niño pequeño, Peter no correspondió a las ilusiones que de el se había formado su padre. Lejos de mostrar interés y agresividad para los deportes y los juegos, solía pasar el tiempo encerrado en casa. Prefería la compañía de su madre a los rudos juegos de sus hermanos menores. En la escuela la situación no era diferente, pues no le gustaba asistir y a la hora del recreo, se ponía a salvo de los demás en alguna esquina.


Su padre al enterarse de este comportamiento lo iba a visitar a la hora del descanso para animarlo a juntarse con los demás. Cuando paso a la secundaria la situación no mejoró gran cosa pues ahora era el objetivo de las burlas y abusos de los otros al grado de que Peter dejó de asistir un par de semanas hasta que se descubrió que en vez de ir, se escondía en un piso de la casa donde lo pasaba leyendo libros y tiras cómicas. A pesar de que se tomaron medidas para evitar las agresiones de que era objeto, el joven Peter Sutcliffe siempre fue visto como alguien diferente y aparte de los demás.

Las maneras agresivas y la extroversión del padre de Sutcliffe lo abrumaban bastante y siempre guardaba algo de rencor en su contra por la vida de distracciones en que estaba inmerso el señor. Peter estaba más identificado con su madre que con su padre. De hecho al morir ella de una afección cardiaca, Sutcliffe culpó al señor John de provocarle la enfermedad dadas sus ausencias y desplantes.

Finalmente Peter decidió ejercitarse en fisio culturismo, eliminando una de tantas preocupaciones que su persona causaba a su padre. Con alegría vio como se integraba en algunas actividades deportivas, pero jamás con el objetivo de sobresalir ni de llamar la atención excesivamente. A los 15 años abandona formalmente sus estudios y entra a un buen número de empleos y ocupaciones en los que no duraba mucho tiempo. Aparentemente no mostraba a su edad ningún interés en las muchachas y tampoco externaba tener un objetivo claro en la vida.

Comenzó a trabajar en el mismo molino que su padre, pero abandonó el empleo unas cuantas semanas después. Luego entró de aprendiz de ingeniero en un taller donde duró únicamente 9 meses. Ocupo una vacante como obrero en una fábrica y también duro poco tiempo. Terminó empleándose como excavador en el cementerio de Bingley.

Llegado a los 18 años Peter continuaba su afición al gimnasio y para alivio de su padre, había tomado el gusto por otras actividades masculinas, como pasear y reparar motocicletas. La mecánica automotriz sería una de las grandes pasiones de toda la vida de Sutcliffe, claro esta, aparte de asesinar prostitutas.

Por fin a los 20 años y estando en un hotel departiendo con unos amigos, Sutcliffe le habló a una muchacha, ella se llamaba Sonia Szurma, hija de inmigrantes checoslovacos. Inicialmente al padre de la chica no le agradó Sutcliffe, sin embargo con el tiempo aceptó que se trataba de un muchacho trabajador, por lo menos con dinero en el bolsillo y que encima de todo, trataba bien a su querida hija. Se conocieron en 1967 cuando ella tenía 16 años y se casaron en Agosto de 1974.De acuerdo a algunas fuentes, Sonia Szurma padecía de esquizofrenia paranoide, enfermedad que se le manifestó a los 21 años, comenzó con algunas crisis y fue internada. Se dice que ejercía gran control sobre Peter Sutcliffe y que no era del agrado de la familia de este. Era de personalidad fría, poco comunicativa y distante. Una de las principales manifestaciones de su enfermedad era la manía por la limpieza y la pulcritud de su hogar. Empresa a la que dedicaba muchas horas del día, aun forzando a Sutcliffe a participar de los quehaceres y constantes remodelaciones de la casa. El gran propósito de Sonia era obtener un grado como maestra escolar, y cuando lo logró y comenzó a trabajar fue que el matrimonio pudo juntar el dinero suficiente para independizarse.




A los ojos de los padres de Sutcliffe su hijo ya cumplía el ideal que de el habían forjado desde su nacimiento. El único defecto que no había sido superado era su inconstancia laboral. Acostumbraba a llegar tarde al trabajo hasta que perdió su empleo en el cementerio. Continuó intentándolo en empleos menores hasta que consiguió el turno nocturno en la fábrica Brittania Works of Anderton International. Fue en el año de 1974 que cediendo a la presión de sus padres Sutcliffe contrajo matrimonio con Sonia y vivieron los primeros años del matrimonio en casa de los padres de esta.

Ante la sociedad Sutcliffe se había creado una buena imagen pues todos lo consideraban un excelente esposo. En su trabajo era callado y atento pero si había quienes conocían algo de su lado oscuro. Gary Jackson, compañero del cementerio comentó que Sutcliffe era muy proclive a jugar bromas pesadas con los cadáveres que enterraba aparte de que robaba anillos y otras joyas de los mismos. Luego estaba su cuñado, Robin Holland quien acompañaba a Peter a beber en las zonas rojas de Yorkshire. Este sujeto lo escuchaba alardear de sus aventuras con prostitutas mientras que en casa tenía la hipocresía de criticar a aquellos maridos que veían mujeres fuera del matrimonio. Terminó por no aguantar la doble cara de Sutcliffe y dejó de acompañarlo. Trevor Birdsall se convirtió en amigo de Sutcliffe en la misma época que este conoció a su mujer y continuó siendo su amigo hasta la detención de este. Una vez Birdsall habló a la policía para decirles que sospechaba su amigo era el destripador de Yorkshire. El sabía perfectamente que a Sutcliffe le gustaban las prostitutas pero a la vez mezclaba este gusto con un extraño odio hacia ellas.

Tras algunos meses de matrimonio con Sonia, la suerte favoreció a Sutcliffe que inesperadamente se hizo con un dinero con el cual pago el trámite para obtener la licencia para manejar camiones y traileres. El oficio de chofer sería el definitivo en su vida. También era un ávido comprador de vehículos con los cuales se pasaba horas reparándolos, nunca uno de sus coches fue determinante para poder incriminarlo por sus ataques.

Semanas antes del ataque contra Anna Rogulskyj, Sonia sufrió un aborto, no era el primero. Entonces los médicos informaron a la pareja que ella no podría embarazarse nuevamente. La noticia fue un duro golpe pues ambos deseaban un hijo, así lo comunicó Sutcliffe a su familia. De acuerdo al investigador norteamericano John Douglas, cuando un asesino serial comienza sus ataques es debido a que le ocurre un evento lo suficientemente fuerte para desencadenar la violencia que guarda en si. Tal vez la noticia sobre la incapacidad para tener un hijo fue este agente desencadenante.




Tras el fallido ataque contra la señorita Rogulskyj, Sutcliffe atacó de nuevo pero fue interrumpido y no fue hasta el crimen de Wilma McCann que comenzaría su reinado de terror. A continuación viene la lista víctimas del destripador de Yorkshire:

01.- Anna Rogulskyj
02.- Olive Smelt
03.- Wilma McCann
04.- Emily Jackson
05.- Marcella Claxton
06.- Irene Richardson
07.- Patricia Atkinson
08.- Jayne MacDonald
09.- Maureen Long
10.- Jean Jordan11.- Marilyn Moore
12.- Yvonne Pearson
13.- Helen Rytka
14.- Vera Millward
15.- Josephine Whitaker
16.- Barbara Leach
17.- Marguerite Walls
18.- Upadhya Bandara
19.- Theresa Sykes
20.- Jacqueline Hill

A pesar del visible peligro que corrían las prostitutas y de las advertencias policiales, no hubo reducción alguna de esta actividad en las zonas rojas de Yorkshire. Muchas consideraron retirarse del negocio, pero la necesidad imperaba encima del peligro. A pesar del gran problema que existía nunca se pudo establecer una buena cooperación en las mujeres del gremio y la policía. De hecho casi no existía comunicación entre ambas partes. Entre el público había la falsa creencia de que el resto de las mujeres estaban a salvo como quedó demostrado en los últimos crímenes del destripador. Después del asesinato de Vera Millward pasaron hasta 11 meses antes del siguiente. En ese tiempo la gente se tranquilizó y no faltó el psicólogo forense que declarara que tal vez había parado de actuar el destripador. Que eso podía ser normal. La realidad era que Sutcliffe estaba ocupado en penar la muerte de su madre, que murió en el mes de Noviembre a la edad de 59 años por un infarto al miocardio. Había padecido ya por algunos años de enfermedad cardiaca congestiva. Peter culpaba a su padre John de ser responsable de la enfermedad de su madre, dados los constantes disgustos que le provocaban su libertinaje.

En su trabajo de camionero Peter Sutcliffe era considerado uno de los más puntuales y eficientes empleados de su empresa. Sus compañeros pensaban que era un hombre muy reservado pero que se expresaba crudamente cuando de mujeres y sexo se hablaba. Hay que hacer notar que la policía interrogó muchas veces a Sutcliffe, una de ellas debido a que las placas de su automóvil habían sido registradas en una de las zonas rojas del área. La explicación que ofreció fue que por causa de su trabajo debía cruzar constantemente esas zonas de la ciudad. Las autoridades habían instruido a todos los oficiales que memorizaran una serie de pistas que se conocían respecto al asesino. Pero increíblemente los oficiales que por cualquier causa interrogaban a Sutcliffe jamás revisaban los puntos acordados. Simplemente fallaban en reconocer que tenían al asesino enfrente.Pero hubo una situación que en nada contribuyó a solucionar el caso. Llegaron un par de cartas de alguien que aseguraba ser el destripador de Yorkshire. En casos como este, cuando el criminal recibe tanta atención por parte de la prensa provoca que otros cometan este tipo de actos que entorpecen la acción de la justicia.

Esta persona tuvo la ocurrencia de enviar una cinta de audio que fue analizada exhaustivamente por detectives y peritos. Se tomó la decisión de difundirla al público y como consecuencia se recibieron miles de llamadas con falsas pistas que tuvieron que ser investigadas una por una. Los investigadores concluyeron que el sujeto debía de ser de la región de Castletown dado su acento. Un grupo policial fue enviada para revisar casa por casa sin hallar resultado alguno. Fue cuando se comprendió que aquel destripador no podía ser el verdadero. Como en otros casos históricos, las cartas contenían ciertas pistas verdaderas, pero fallaban en otras. Pero el daño estaba hecho, cuando cualquier oficial interrogaba a un sospechoso esperaba que hablara con un acento marcado, cosa que no ocurría en lo más mínimo con Peter Sutcliffe a quien se interrogó alrededor de 12 veces.

A pesar de una costosa campaña publicitaria que consistía de anuncios en periódicos letreros espectaculares, pocos imaginaban que el verdadero asesino era oriundo de Yorkshire, era camionero y que vivía en Bradford tan solo a minutos de distancia de los cuarteles policíacos. La policía también comenzó a explotar el uso de bases de datos y computadoras para ir descartando vehículos involucrados en las áreas rojas. Después de muchos esfuerzos, uno de los 200,000 autos descartados por las pesquisas informáticas, incluían uno perteneciente a un camionero que vivía en Bradford, es decir uno de los vehículos de Peter Sutcliffe.

En Abril de 1979 Sutcliffe sorprendió a no pocos compañeros de su trabajo cuando confesó que estaba viendo a otra mujer en Glasgow. Hasta ese momento había hablado de Sonia y su matrimonio en felices términos. Un día que tuvo que hacer una entrega a la General Motors le tocó conocer a Theresa Douglas en un bar. Después de varias visitas al pueblo se ganó el corazón de la muchacha y su familia. Aparentó sinceridad y le dijo que vivía solo en una casa en Bradford y que había sido casado, pero ahora estaba divorciado. Incluso llego al cinismo de darle la dirección de la casa de su padre, como referencia. También comentó que tenía ciertos problemas de impotencia por lo que no podía tener hijos. En una de las visitas un hermano de Theresa hizo el comentario de que Sutcliffe tenía mirada maligna a lo que el contestó que se debía a que él era el destripador de Yorkshire. Todos soltaron la carcajada.

Por un descuido, casi es descubierto Peter Sutcliffe. En Abril de 1980 se le ocurrió embriagarse y fue detenido por la policía cuando fue visto manejando erráticamente. La pena por esa infracción podía provocar la pérdida de su licencia de manejo. Eso implicaba no mas visitas a la chica de Glasgow. Para gran fortuna de Sutcliffe los datos relativos a este incidente no fueron cruzados con los bancos de datos dedicados al destripador de Yorkshire, a pesar de que había instrucciones precisas a investigar cualquier incidente de tránsito ocurrido cerca de las zonas rojas de Yorkshire. Antes de asistir a su audiencia programada para Enero de 1981 Sutcliffe atacó a sus cuatro últimas víctimas comenzando por Marguerite Walls y terminando con Jacqueline Hill.

Después del asesinato de la señorita Hill, la clase media británica montó en cólera por la falta de resultados en las investigaciones. Hasta las feministas salieron a las calles a protestar en una marcha muy concurrida. Entonces la policía recibió miles de cartas anónimas con información de posibles pistas y sospechosos. Entre las 7,000 anónimas, iba la del amigo de Sutcliffe, Trevor Birdsall, quien desde el crimen contra Olive Smelt guardaba sospechas, pero había pasado el tiempo y continuaba pensando que Peter era incapaz de matar a alguien. Dos semanas después de enviar su carta anónima, Birdsall se presentó a la policía y llenó con un oficial un reporte. Los datos fueron ingresados al sistema pero el tiempo siguió corriendo sin que nada ocurriera, Birdsall pensó que la policía había investigado su reporte y que nada malo había con Sutcliffe. La realidad era que la policía estaba sepultada de trabajo revisando y procesando información que se había acumulado tras 5 años de investigaciones. La carta y el reporte de Birdsall no llegaron a tiempo a las manos de los principales detectives del caso.
El detective George Oldfield era el encargado de la investigación pero a falta de resultados y tras sufrir una serie de 3 infartos fue sustituido por el señor Jim Hobson quien ordenó en un mensaje publicado a plana completa en el periódico que toda la policía se enfocara en la búsqueda y aprehensión del destripador de Yorkshire. Este llamado de atención resultó a la postre fundamental pues en el establecía que si bien se buscaba una persona de marcado acento, no debía ser descartado lo contrario. Otras directivas publicadas se referían al tipo sanguíneo y otros detalles.A fines de Diciembre de 1980, Sutcliffe había efectuado una entrega en Sheffield, lugar que le había agradado así que fue cuestión de tiempo para que regresara, y eso fue el 2 de Enero de 1981, con el firme propósito de asesinar una prostituta de la localidad. Ese día, un par de amigas dedicadas al "negocio" merodeaban la zona roja de Sheffield. Sus nombres eran Olivia Reivers y Denise Hall de 24 y 19 años respectivamente. La primera en encontrarse con Sutcliffe fue Denise quien a pesar del buen aspecto del cliente y la oferta de 10 libras por el servicio, rechazó la propuesta dado que la mirada del sujeto la había asustado. Olivia Reivers no tuvo la misma precaución que su amiga y aceptó la oferta sin ningún problema. Como era la costumbre, la prostituta guía al cliente a un sitio seguro y tranquilo. Sutcliffe no se pudo excitar de inmediato así que comenzaron a platicar mientras estaban estacionados a un lado del camino en la avenida Melbourne.




Justo en esos momentos los oficiales Robert Ring y Robert Hydes patrullaban la avenida cuando vieron el Rover color café de Sutcliffe e inmediatamente adivinaron de que se trataba y bajaron de su patrulla a investigar a la parejita. Sutcliffe dijo llamarse Peter Williams y ella dijo ser su novia. Sin embargo el oficial Ring la reconoció como una prostituta acusada previamente, así que la hizo entrar a su patrulla. Súbitamente Sutcliffe dijo que necesitaba orinar y lo dejaron ir hacia un tanque que se ubicaba cerca. En ese momento Sutcliffe colocó sus armas en una esquina y confío en que los policías no hubieran escuchado el ruido que provocó su martillo al tocar el suelo. Mientras tanto los policías solicitaron a la central que se verificaran el número de las placas del Rover de Sutcliffe. Para su sorpresa el despachador les indicó que correspondían a un vehículo Skoda. Confrontado con este hecho Sutcliffe admitió que había robado las placas en un depósito de autos chatarra y que mintió acerca de su verdadero nombre porque no deseaba que su esposa se enterara que había estado con prostitutas. A fin de cuentas ambos fueron detenidos y puestos en celdas separadas. La esposa de Sutcliffe fue notificada que su esposo no llegaría esa noche a casa. Como el robo de las placas de auto correspondía a otra jurisdicción al día siguiente un oficial iría por el sospechoso para trasladarlo a la estación de policía de Dewsbury.






Una vez ahí Sutcliffe se deshizo de otra navaja que guardaba consigo, la escondió en el depósito de agua del baño. A las 9 de la mañana Sonia fue informada que Sutcliffe era interrogado en relación al robo de unas placas. En ese momento los oficiales notaron que las señas particulares del detenido se parecían en mucho a las reportadas en el caso del destripador. También se dieron cuenta que tenía los dientes incisivos separados. Ese detalle era conocido con mas detalle por las fuerzas policiales. Mientras era observado cuidadosamente Sutcliffe platicaba con los oficiales de su trabajo como camionero y de como había viajado de aquí y allá incluyendo áreas donde el destripador había golpeado. A pesar de que su actual Rover no estaba listado como sospechoso, Sutcliffe cometió el error de mencionar su viejo Corsica color blanco con techo negro.




Las nuevas directivas establecidas para la pronta captura del destripador incluían la obligación de reportar a la fuerza de tarea encargada del caso cualquier incidente sospechoso que involucrara prostitutas y conductores. Y así se hizo en este caso. Oficiales encargados de la investigación pronto se presentaron en Dewsbury para interrogar con más calma a Sutcliffe. Sin embargo cuando el oficial Ring regresó al día siguiente para trabajar su turno nocturno y fue informado de que Sutcliffe aún continuaba detenido y que detectives adscritos al caso del destripador lo vigilaban, adoptó una decisión que resultaría crucial para resolver el caso. Cuando detuvieron a Sutcliffe y este pidió permiso para ir al baño recordó haber escuchado un sonido y pensó que tal vez había soltado algo en el lugar. Inmediatamente se traslado al lugar y al alumbrar el lugar donde había supuestamente orinado Sutcliffe descubrió un martillo y un cuchillo.




Casi de inmediato los principales detectives del caso fueron informados de que había indicios de que se había capturado al destripador de Yorkshire.
Para no cometer algún error en los siguientes procedimientos comenzaron por colectar la evidencia forense directamente del hogar de Sutcliffe. A las 9.30 a.m. del domingo 4 de Enero ingresaron los oficiales y recolectaron martillos, navajas y cuchillos y condujeron a Sonia a los cuarteles de Bradford donde se le sometió a un interrogatorio de alrededor de 13 horas seguidas. Un ejército de oficiales comenzó a recolectar toda la información posible acerca de los movimientos de Peter durante los 5 años anteriores. Entrevistaron a compañeros de trabajo, antigüos empleadores y a vecinos.




La evidencia mas incriminante fue aportada por Sonia que declaró que Sutcliffe había llegado como a las 10 p.m. el día del ataque de Theresa Sykes, mientras que él decía haber llegado a las 8 p.m. Esta discrepancia de dos horas, tiempo suficiente para cometer un crimen como los del destripador, derrumbaba la coartada de Sutcliffe. El domingo por la mañana Sutcliffe comenzó a perder la calma que sorprendentemente había mantenido durante las pasadas 40 horas de encierro. Para ese entonces la policía ya estaba segura de tener al hombre correcto en sus manos. Poco antes de las 3 de la tarde, Sutcliffe fue informado que ya habían encontrado el martillo. Hasta entonces no admitió ser el destripador de Yorkshire. Luego siguieron mas de 20 horas de grotescas confesiones, mismas en que el asesino no mostró casi ninguna emoción salvo cuando llegaron a discutir el caso de Jayne MacDonald y el de una mujer llamada Joan Harrison de quien el destripador negó enfáticamente responsabilidad alguna sobre su muerte. Después de terminar de soltar la sopa, pidió solo una cosa al detective Oldfield, ser el quien informara de todo a su esposa Sonia.




Solicitud que le fue otorgada. Una vez que estuvo debidamente registrada la confesión de Sutcliffe la policía convocó a una conferencia de prensa a la que asistieron más de 80 reporteros y soltó la noticia acerca de la captura del destripador de Yorkshire.

Una vez incriminado y ante el juez, Sutcliffe respondió la pregunta mas importante que todo mundo se formulaba hacía desde 5 años ya ¿por qué lo había hecho? Entonces dijo que en 1967 cuando tenía 20 años y trabajaba en el cementerio escuchó una voz cuando cavaba en la tierra. La voz lo fue guiando hasta una tumba, con una cruz donde estaban unas palabras escritas en polaco. Ahí la voz le ordenó asesinar prostitutas. El hecho de que Sutcliffe estuviera loco implicaba que purgaría pena y tratamiento en una institución mental. Eso implicaba que Sutcliffe no podría ser juzgado por sus crímenes, porque se invocaría la figura de responsabilidad limitada. Estudios clínicos posteriores indicaron que Sutcliffe padecía de esquizofrenia paranoide, pero el juez Justice Boreham consideró inadmisible que Sutcliffe no fuera debidamente juzgado por sus asesinatos y no hizo caso ni de la policía, ni de Sutcliffe ni de nadie mas, porque el acusado fácilmente podía haber mentido. Además se decía que Sonia le había recomendado hacerse el loco porque así estaría mucho menos tiempo preso. Así que decidió que Sutcliffe fuera juzgado por sus actos e instruyó al jurado para que entendieran que era preciso conocer si Sutcliffe sabía lo que hacía y si era culpable. El juicio duró únicamente 14 días con el resultado obvio. Los miembros del jurado consideraron que Sutcliffe no estaba loco, pero que si era un asesino sádico, culpable de 13 homicidios.




Por fin tras 5 años de terror, el público inglés respiraba aliviado. Las familias de las víctimas por fin encontraron justicia y conocieron al culpable de la desaparición de sus seres queridos. Para las víctimas que sobrevivieron no fue de gran ayuda el encarcelamiento de Sutcliffe que en nada les devolvió la vida que las cicatrices del ataque les arrebató el día que se cruzaron por el camino del destripador de Yorkshire.




El día de hoy Sutcliffe continúa internado en el hospital de enfermos mentales peligrosos de Broadmoore. A la fecha ha sido atacado por otros internos y presos 3 veces. El primero en atacarlo fue James Costello en la prisión de Parkhurst en 1983. El segundo fue Paul Wilson quien con unos audífonos intentó ahorcarlo en 1996. Y el tercero Ian Kay, peligroso ladrón y asesino que intentó clavarle una pluma por el ojo en 1997. A la fecha los familiares de Sutcliffe intentan moverlo de Broadmoore por razones de seguridad. También esta muy difundido el hecho de que Sutcliffe recibe a la semana hasta 30 cartas de admiradoras. Hace muy poco tiempo Sonia completó el trámite de divorcio. Este mismo año fue acusado de entorpecer la justicia John Humble, conocido como Wearside Jack, quien es responsabilizado de enviar las cartas y la cinta asegurando ser el destripador de Yorkshire. En el año 2011 se cumplirán 30 años de encierro para Sutcliffe y es posible que alcance libertad condicional. Aunque eso es poco probable.

No hay comentarios: